Podríamos decir que la cultura es la gran ausente en la Agenda 2030 del Desarrollo Sostenible. A pesar de los esfuerzos de muchos profesionales del sector cultural, no se ha logrado tener un Objetivo de Desarrollo Sostenible específico y la cultura apenas aparece mencionada en algunas metas de los 17 objetivos. Alfons Martinell hace un minucioso y riguroso análisis de las causas de esta omisión y concluye afirmando que la cultura ha de ser transversal a todos los ODS, con especial énfasis en el 17 “Alianzas para lograr los objetivos”.
Jeffrey Sachs- profesor de la Universidad de Columbia, director de SDSN y uno de los artífices de los ODS- apunta que el desarrollo sostenible ha de convertirse en una “norma social profunda”. Es decir, parte esencial de los valores, creencias y modos de comportamiento que el conjunto de la sociedad ha asumido e interiorizado. Comprender que la sostenibilidad es el camino correcto, el único posible, justo y responsable debe de ser inculcado a la ciudadanía como norma social profunda, principalmente a través de la cultura y la educación. La cultura puede jugar un papel clave para lograr esta transformación de la sociedad que a su vez demande cambios sustanciales a los gobiernos y empresas.
En este contexto, ¿Cómo embarcamos a las instituciones, asociaciones y agentes culturales, industrias creativas en la difusión de los ODS y de la Agenda 2030?
La contribución del sector cultural y creativo a lograr una sociedad más sostenible pasa por varias vías: la gestión cultural sostenible; las mejoras encaminadas a hacer los contenedores culturales más eficientes y la incorporación del desarrollo sostenible en el núcleo de la institución, introduciendo en sus contenidos las múltiples cuestiones que abordan los ODS y apoyando en su conocimiento y difusión. En este recorrido hacia la sostenibilidad, hay tres pasos clave que el sector cultural debe dar:
El primer paso fundamental es la formación. Conocer el origen y el contenido de la Agenda 2030 o analizar el estado actual de cada ODS y sus metas facilita la posterior apropiación e integración. Una formación adaptada a los intereses de los participantes. Alejada de estadísticas y cifras y centrada en explorar las conexiones con los ODS. ¿Y cómo se hace eso? Jasper Visser ofrece en el blog de Museum of the Future algunos ejemplos esclarecedores de metas específicas de los ODS que conectan con la misión y visión de las instituciones y asociaciones culturales.

UN Photo/Kim Haughton
Una segunda parte ha de ser la apropiación. Apropiación significa “hacer una cosa suya” y para hacer una cosa nuestra antes debemos conectar con ella, creer en ella y que nos motive de tal manera que queramos incorporarla en nuestra vida profesional pero también personal. Esta apropiación puede ocurrir de muchas maneras. La experiencia nos dice que una muy efectiva es a través de la contemplación, reflexión y discusión de obras de arte contemporáneo que tratan el cambio climático o la sostenibilidad. Una imagen artística tiene el poder de comunicar emocionalmente con el espectador, de crear un debate serio, riguroso y complejo del asunto que se trata. Además el artístico es el lenguaje común entre los profesionales de la cultura.
Y finalmente la integración. Existe una metodología que parte de la medicina y se aplica en la incorporación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en distintos países. Se trata del diagnóstico diferencial. Entender los principios generales involucrados para luego aplicarlos al contexto específico. Para poder realizar este diagnóstico, la institución, asociación o agente cultural puede comenzar planteándose estas tres cuestiones:
¿Qué necesitaríamos hacer para poder implementar los Objetivos de Desarrollo Sostenible? Esto supone un análisis de la misión, visión y programación de la institución, así como marcar las metas en un contexto local. Los ODS son objetivos globales que llaman a actuar localmente.
¿A qué Objetivos de Desarrollo Sostenible le daríamos prioridad? Dependiendo de la naturaleza de la entidad, se priorizan unos u otros ODS. En el caso de un museo de ciencias podría escoger los que tratan la cuestión medioambiental, mientras que una asociación que trabaja la exclusión social, los que tienen que ver con las personas. Una vez elegidos, se desglosan y analizan las metas de los objetivos escogidos y se estudia cómo pueden alinearse con las acciones, programación y actividades de la entidad.
¿Con qué medios contamos para poder implementar los ODS seleccionados? Humanos, económicos, tecnológicos…pero también colaborativos. ¿qué otros actores comunitarios están realizando acciones similares? Esto implica alianzas con centros escolares, asociaciones, otras instituciones o agentes culturales. Todos los que estén en sintonía con los ODS que nos hemos propuesto implementar.
Estamos comprobando como el sector cultural comienza a abrirse a la sostenibilidad con programaciones en sus trabajos que abordan la crisis medioambiental, la igualdad de género o las migraciones. Abrazan diferentes disciplinas para ponerlas en conversación con el arte y la cultura, comprendiendo su carácter transversal en el camino hacia el desarrollo sostenible.
Porque como afirma Marta García Haro, directora de la Red Española para el Desarrollo Sostenible: Sin desarrollo sostenible, no hay futuro. Esto implica repensar nuestra manera de vivir en este mundo, significa replantearnos cómo hacemos las cosas y aceptar nuestra responsabilidad hacia las generaciones venideras. No es difícil convencer de ello al sector cultural cuando está en juego nuestra supervivencia. Sin duda, es un reto complejo, pero no imposible.